Cuando mi papá murió.
"La muerte de mi papá me transformó. Después del dolor, me volví mi propio sabio. Crecí, superé retos y sigo adelante. La vida cambia, y yo también."
Cartas al pasado
Diego García, M.D CEO
Cuando mi papá murió, mi vida cambió bastante, pues no solo perdí a mi papá, perdí a esa persona que era como el sabio o un mago poderoso en una historia mágica y pues la historia era mi vida y él era ese sabio. Para aquellos que han perdido a un padre, me entenderán cuando digo que me sentí desubicado; es como si la vida se hubiera detenido, como si estuviera en pausa, pero era solo la mía; el mundo seguía girando, los días pasaban y no fue nada sencillo aprender a vivir sin sus consejos, sin esa persona que está al lado de uno, en lo bueno y en lo malo, que siempre te da su mano para levantarte o para guiarte.
Me dijeron que llorar era bueno para desahogarme y en parte funcionó; cada vez que lo hacía, cada vez que lloraba, sentía como salía el dolor que estaba en mi pecho y se desataba ese nudo en mi garganta. También escuché que en algún momento todo eso iba a pasar, que me secarían las lágrimas y que seguiría; eso es fácil decirlo, pero hacerlo es un poco más complejo. Recuerdo como si fuera hoy unas palabras que dije en la misa, en el sepelio. Por cierto, nunca me había sentido tan frágil para hablar como en ese momento; no era el miedo de hablar en público, lo que sentí es que era la última vez que le iba a hablar a él. Pude, con mucha tenacidad y control de mis emociones, leer lo que había escrito la noche anterior y específicamente recuerdo que dije, mirando su ataúd, que no entendía por qué vivía esa experiencia, la de su muerte (falleció por cáncer), pero que algún día lo entendería. Mi predicción se hizo realidad; un día lo entendí, pero para que eso llegara pasaron varios días y otros momentos difíciles. Todo era parte del proceso, un proceso que me llevó a entender que su muerte, más que necesaria o algo por el estilo, era parte de la vida de él, y por mi lado, aprendí que su partida significaba cambio y ese cambio era madurar, crecer y valorar más ciertas cosas; que ya no puedo vivir con él, pero sí con los que me rodean, pues la vida sigue. Aprender que un minuto bien vivido es mucho tiempo, que la familia es todo y que debo definir cuáles son mis prioridades para evitar arrepentimientos. También entendí que existen ciertas circunstancias de la vida que llamamos momentos difíciles, una separación, la pérdida del trabajo, un hijo y otras cuantas más, pero hacen parte del camino, del aprendizaje para convertirnos en quienes somos hoy. Espero que ese cambio siempre sea para mejor.
Uno pensaría que después de vivir experiencias dolorosas o difíciles, nos volvamos inmediatamente sabios, pero la realidad es otra. A veces, esos momentos son generados por nosotros; nos equivocamos, cometemos un error y viene con sus nefastas consecuencias, entonces nos dicen ‘es que usted no aprende’, y la verdad es que no; si aprendiéramos, no lo haríamos de nuevo. Pero en algún momento, cada uno de nosotros va a aprender y no volverá a cometer ese mismo error, tal vez otros, si es que necesita aprender cosas nuevas, pero el mismo no. Aprender requiere estar atentos, tomar ese momento con calma, ver lo que no somos capaces de ver cuando estamos dominados por la tristeza, la angustia, el desespero o la ira. Inconscientemente lo hacemos. Cuando decía que sentía que la vida estaba en pausa, era el momento para eso; tomarnos un respiro, ver las cosas de otra manera, tomar una decisión en calma y ahora sí, a continuar con la vida. Cada vez se va a convertir en algo más fácil de hacer o, por lo menos, ya sabrás que viene; nada es permanente en la vida y todo puede cambiar, solo depende de qué haces, cómo va a resultar ese cambio.
Cuando mi papá murió, mi vida cambió. Después del dolor y la incertidumbre, me convertí en un sabio para mí; crecí, superé el reto y aún sigo superando diferentes retos. La verdad, algunos más fáciles que otros. Así que, ¿cuál es el reto a superar esta vez?”
"La muerte de mi papá me transformó. Después del dolor, me volví mi propio sabio. Crecí, superé retos y sigo adelante. La vida cambia, y yo también."
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